La escuela fue difícil desde temprana edad, sufrí en silencio, sonreía sin poder y vivía en soledad, haber sido sodomizado a muy temprana edad y no entender el por qué me hizo ser cuidadoso, meticuloso, y curioso. La orientación sexual que para ese tiempo no se hablaba con nadie y se creía que era tabú; oír por familiares ese nene este virao, ese nene va a ser pato, en la escuela decir marica, bugarón y otras que no quiero mencionar eran las palabras cotidianas que el viento se las llevaba, pero el dolor se quedaba en el corazón. Crecí con el miedo de perder la vida, matarme para no sufrir más y huir de mis propios problemas. Fui feliz a mi manera y me enfrenté a cada momento de la vida con fuerza donde no sabía de donde la obtenía, crecí creyendo que estaba solo en un mundo que nadie iba a mi lado.
Desde pequeño me gusto escribir, en mi adolescencia me enamore de la lectura, me compre una cámara fotográfica barata y empecé a tomar fotos, me empecé a escapar, a ser fuerte y luchar por mí mismo, escribía cartas a Dios y a los familiares que llenaban los cajones de mi cuarto, otras tenían más suerte y eran enviadas sin recibir respuesta, escribía largos poemas y vivía de los recuerdos que mis abuelos me contaban, pasando horas interminables en el balcón de casa de mis abuelos con mi abuela Carmen recordando el pasado que ahora puedo escribir y las largas caminatas que hacía a zuñes como se conocía a una parte del barrio donde me crie.
Abandone la isla en 1987 detrás de un muchacho con el cual estuve casi una década donde vivi muchos momentos de alegrías, pero mucho momento de abuso físico y mental, vivi en carne propia la epidemia del HIV/SIDA, vivi cada día como si fuera mi último, tuve una relación de 21 años con Robby el cual me enseñó a disfrutar la vida al máximo, ser curioso, potencia y buscar paz con mi sexualidad, pero como todo empieza todo termina. Me toco vivir la epidemia del Cáncer con Robby
y su muerte, la del Covid-19 solo y ahora la del Cáncer conmigo mismo.

En este libro estilo cuaderno dejo marcadas cada una de mis huellas, la historia de mi isla, la de mis abuelos y padres y la mía. Mis largas caminatas, las cartas que nunca envié y las que envié y tuvieron respuesta, algunos de los largos poemas y algunas de las fotos de los miles que tengo y los recuerdos que están grabados en mi memoria.

Actualmente vivo en Ohio, soy amante de Dios, vivo cada día intensamente y disfruto de la vida al máximo porque solo se vive una vez. La vida me ha llevado a experimentar muchas situaciones, pero de todas ellas he salido triunfando.

Porque lo que no se escribe se olvida, y se lo lleva el viento y junto a Dios quien contra mí.